20 de marzo de 2010

Objetos del pasado.


De caja en caja, de casa en casa y de mudanza en mudanza, este objeto se ha resistido a ir al cubo de la basura, durante años lo conservé porque en uno de mis viajes a Granada, Renfe me perdió la maleta con un montón de cosas irrecuperables para mí, entre otras mis zapatillas de atletismo con las que me habéis visto corriendo en las fotos que colgué, quizá por eso guardé con cariño este chandal que ya no me entra por ningún lado. Después de colgar esta foto se que nunca me desprenderé de él.

6 comentarios:

Guillermo dijo...

¡Que guapo que era para esos tiempos!.
Yo recuerdo que tenia el numero 19.

eiroa dijo...

Hola , soy Eiroa , yo estuve en la selección de tenis y en la de tenis de mesa y no teníamos ni raquetas , ni pelotas , ni chandal , ni ná de ná ( como diría uno de Graná) , así que siento cierta envidia de los del atletismo.Un abrazo

© Manuel M.MATEO dijo...

JAJAJAJA... Eiroa ¡Te lo tenías guardado! pero tienes que reconocer que había mesa... JAJAJA

Guillermo dijo...

Si que es cierto que los de atletismo eramos un poco los privelegiados del deporte, pero tambien fué donde más exitos se cosecharon.A nivel de equipo se fué subcampeón de España e individualmente fueron a la selección española Risco, Hornillos,Castillo,Guijarro...que yo recuerde ahora.
Uno de los privilegios que teniamos, yo lo comprobé el año que fuí seleccionado por la Federación Gallega de Atletismo para el Nacional de pista cubierta en Ovievdo, era que como entrenabamos en el Pabellón de deportes de La Coruña, cuando subiamos era después del horario de la cena y lo que hacian era prepararnos una especial que no tenia nada que ver con la normal...eso era un privilegio.
Por cierto, en éste Nacional Castillo fué Oro, Guijarro plata y Mena Bronce.....yo me traje la bacalada...

aguado dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
aguado dijo...

Cuando a Mateo le perdieron la maleta en renfe, pensé en la posibilidad de que a mí me ocurriera lo mismo; asi que cogí un chandal azul ( que no era ese precisamente)y ocho o n ueve libros de religión que se salvaron de la quema del final de curso. Cogí la maleta la facturé... y me la perdieron también. ! Qué suerte! Me iban a dar dinero, que serviría para comprar una mochila y recorrer algo de mundo. Semanas después recibí una llamada de mis padres que me decían que habían encontrado la malete y que les dio vergüenza por el contenido , ya que no tenía nada que ver con el que yo declaré. Finalmente, conseguí la mochila cambiando el billete de tren por su importe y me dediqué a hacer deo por ahí. ! Qué tiempos!